-No eres más que un muchachito parecido a otros cien mil —dijo el zorro— y no te necesito; tú tampoco me necesitas. Pero si me domesticas —añadió— tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo y yo seré para ti único en el mundo.
—Comienzo a comprender —dijo el Principito. —Hay una flor... creo que me ha domesticado.
—Comienzo a comprender —dijo el Principito. —Hay una flor... creo que me ha domesticado.